6 de febrero de 2010

Miradas

Tenía los ojos rojos, rojos de amor. Era una mirada que te llegaba más allá de lo que la misma quería transmitir. Se profundizaba en mis ojos. Me energizaban mis ganas y deseos de ser parte de esa mirada que me buscaba constantemente e indirectamente sin que la dejara pasar. Miraba sus ojos y me transmitian paz. Provocaba en mí cosquillas incontables. Se me ensanchaba la sonrisa de timidez de tanto mirar esos ojos que me intimidaban con cada mirada. Esa mirada yo sé que no era común, no era como todas. Era única. Sólo esa persona supo mirarme de esa manera tan particular… tan arrolladora. Podía enamorarme con tan solo encandilarme con sus ojos, se unía todo en sus ojos, era un solo sentimiento. No necesitaba que me besará ni que me dijera lo más dulce del mundo para que me caiga rendida a sus pies. No existían palabras. No existía la bulla. Solamente miradas que insinuaban amor.

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