25 de marzo de 2010

¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?

Pero no sé que diera por tenerla ahora conmigo. Mirando por encima de mi hombro lo que escribo. Le dí mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa... a cambio de sus besos y su prisa; con ella descubrí que hay amores eternos que dura lo que dura un corto invierno. Conservo un beso carmín que sus labios dejaron impreso en el espejo del lavabo. Una foto amarilla, un corazón oxidado.

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